Después de cada uso


- Retire las cenizas y deposite en un contenedor no combustible.

Limpie la parrilla. La mejor manera es encender el fuego y dejar que se caliente durante unos 30 minutos. Luego raspar con un cepillo duro para barbacoas y eliminar todos los restos de comida.

Lave la parrilla, la parte exterior de la tapa y el depósito de cenizas con agua tibia y jabón. Use un estropajo de acero en las zonas más difíciles. Enjuague y seque.


Antes de cada uso


Limpie la parrilla. Precaliente la parrilla y cuando esté caliente limpie con un cepillo duro. Repita cuando haya terminado de usar.

Unja la parrila, para evitar que la comida se pegue. Doble una toalla de papel, sumerja en aceite vegetal y, usando unas pinzas, frote las barras de la parrilla. Esto debe hacerse con cuidado, para no gotear aceite sobre las brasas. Este ritual también previne la oxidación de la parrilla. También se puede usar tocino o la grasa de la carne. Puede repetir en la final de la cocción.




 


Al final de la temporada

Retire las cenizas y deposite en un contenedor no combustible.

Cubra la parrilla. No lave la parrilla hasta el comienzo de la próxima temporada. Dejar la grasa hasta la primavera evitará que el metal se oxide.